Se fue por destierro
una lágrima de mi cuerpo,
se fue la voz, se fue el pensamiento
otra vez a perderse en tus recuerdos.
Se conduele mi ser conmigo,
y yo otra vez te libero cuando escribo.
Yo solo fui tu carruaje en las noches de paseo,
el rumor del viento que llamaba
en la ventana cerrada y evitaba el desencuentro.
Se dilata el corazón a sangre fría,
ya no cabe en el cajón de mi misma vida.
Se abre otra herida cada vez
que desenvaina su sonrisa.
He cerrado el telón, pero la escena no termina,
he derramado sudor entre mis sábanas vacías.
Soy mendigo de ocupar un instante de tu tiempo,
soy peatón que anhela caminar sobre tu cuerpo.
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